Ante la crisis, los diseñadores de EE.UU. cortejan a los minoristas extranjeros
September 5, 2008 4:34 a.m.
Por Vanessa O'Connell y Cheryl Lu-Lien Tan
A punto de presentar sus colecciones de primavera en la semana de la moda de Nueva York que empieza hoy, muchos diseñadores están tratando de compensar los previstos recortes en las compras de los grandes almacenes de Estados Unidos cortejando a vendedores extranjeros.
Oscar de la Renta Ltd. espera recibir a compradores de 25 tiendas extranjeras en su desfile del miércoles, comparado con los tres o cuatro que vinieron en el pasado, dice Alex Bolen, su presidente ejecutivo. El diseñador de moda masculina John Varvatos, que había presentado su línea en Nueva York durante las nueve temporadas pasadas, se saltará esta semana de la moda. En su lugar, presentó su colección en junio en Milán, como parte de una iniciativa de su casa matriz, VF Corp., por impulsar las ventas en Europa y Asia.
Los diseñadores Thakoon Panichgul y Derek Lam, entretanto, han incorporado faldas más largas y, en el caso de Lam, mangas largas, en un intento por complacer a los compradores de Medio Oriente. Lam planea mostrar sus nuevos estilos en su showroom, no en la pasarela.
Los diseñadores responden así al deprimente estado del consumo en Estados Unidos, que ha hecho que las tiendas reduzcan pedidos incluso para la ropa de diseño. Las tiendas suelen hacer sus pedidos en citas en los showrooms justo después de los desfiles de moda entre cuatro o seis meses antes de que la ropa llegue a las tiendas.
Sin embargo, ante las anémicas ventas de agosto, algunas tiendas de EE.UU.han dado señales de que no comprarán tanto como en los últimos años. "Vamos a ser muy conservadores" en las compras de líneas de diseñador de primavera, les dijo a los inversionistas el presidente ejecutivo de Saks Inc., Stephen Sadove, a finales de agosto, argumentando que el tambaleante mercado accionario ha creado cierta inseguridad entre los estadounidenses acaudalados acerca de sus finanzas.
Para atraer a los vendedores extranjeros, los diseñadores están aprovechando la ventaja de un dólar débil. "La economía aquí es tan terrible. El dólar está horrible, lo que les da un poder de compra increíble", dice Carmen Marc Valvo, que vende vestidos de cóctel y de noche por US$600 que luego se venden al público por entre US$1.500 y US$3.000 en tiendas como Saks Fifth Avenue.
Caramelos para los europeos
Aunque el dólar ha repuntado últimamente, añade, "lo que ofrecemos, al precio al que lo ofrecemos, lo convierte en caramelos para los europeos". El diseñador planea llevar su colección de primavera a un showroom de París por primera vez, tras celebrar su desfile usual en Nueva York, con la intención de llegar a los minoristas de Europa y Medio Oriente.
Otro punto a favor de los diseñadores estadounidenses es que presentan estilos nuevos con mayor frecuencia que sus pares europeos. "Tener cosas nuevas que presentar todo el tiempo es genial", dice Laura Larbalestier, una compradora de Selfridges & Co., en Londres.
La ropa del diseñador Phillip Lim se ha vendido muy bien en la cadena británica de grandes almacenes, dándole la confianza para apostar por otros diseñadores estadounidenses como Panichgul, dice Larbalestier. Durante la semana de la moda de Nueva York tiene pensado echarles un vistazo a las líneas de otras marcas estadounidenses.
La globalización, sin embargo, puede ser arriesgada para los diseñadores estadounidenses, muchos de los cuales tienen empresas pequeñas sin mucho respaldo financiero. El estilo estadounidense puede no pegar en otros países y no existe la garantía de que los mercados —incluyendo los emergentes como Rusia y China— sigan creciendo.
"Cuando las cosas no iban bien en Nueva York en los años 80 y 90, la gente decía, 'bueno, las cosas van bien en Japón", recuerda la diseñadora Vera Wang. Pero entonces el mercado de lujo japonés se estancó. Aun así, Wang alquiló este año un almacén a las afueras de Hong Kong para atender con más rapidez a sus clientes internacionales.
En Oscar de la Renta, las ventas han subido 25% este año, pero las ventas internacionales son más fuertes y representan 30% del total, dice Bolen. Por eso la compañía planea abrir boutiques en Harrods en Londres y Saks en Ciudad de México este mes, así como tiendas en Atenas y Madrid antes de fines de año.
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